Predicadoras en Pueblo Nuevo
En el parque de Vital Aza y Ezequiel Solana, Pueblo Nuevo, dos extranjeras cortan el andar apresurado de la gente. Se presentan como las hermanas Walker y Barcenas. Y prefieren que se las llame así, por sus apellidos, mientras cumplen con su misión en las frías calles de Madrid, cuando está por morir el otoño.
Las hermanas Walker y Barcenas tienen, cada una, 20 años y son de Estados Unidos. Interrumpen el paso de la gente, con timidez y un español trabado, para pedir un bien cada vez más escaso: tiempo. Una vez que tienen la atención de los transeúntes, una de las dos lanza la pregunta de rigor: “¿Usted cree en Dios?”. Y entonces continúa una explicación resumida sobre “ese vacío y falta de sentido que todos hemos tenido en la vida”; sobre la “la verdad”, “la eternidad” y “las enseñanzas de El Libro de Mormón”, que complementa a los evangelios de la Biblia en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En un día común de voluntariado, dicen las hermanas que pueden hablar con más de 40 personas en la calle. Hay gente amable que se da tiempo para escucharlas. Gente con prisa, pero amable, que no acepta. Y gente que las ignora, se enfada o, incluso, quien las ha acusado, a gritos y en plena avenida, de “embusteras y desocupadas”. Pero ellas siguen.
El voluntariado de la hermana Walker y la hermana Barcenas empezó hace menos de un año. Sus historias personales son distintas, pero similares en lo que compete: conocieron su doctrina, se bautizaron, y se inscribieron en un programa voluntario para predicar. O en sus palabras: “para brindar la oportunidad de que todo el mundo conozca la verdad”.
Actualmente existen más de 14 millones de mormones en el mundo, según cifras oficiales de la iglesia, 30 mil congregaciones, más de 130 templos y una red con alrededor de 50 mil misioneros en 162 países. Su actual profeta y presidente es Thomas S. Monson, quien con otros dos consejeros conforman la Primera Presidencia de la iglesia. Los mormones además cuentan con un Quórum conformado por 12 apóstoles.
La inscripción al voluntariado, cuentan las hermanas Walker y Barcenas , la realizaron por internet. Adjuntaron información personal, médica, idiomas, competencias, y esperaron la respuesta que “se expresa a través del espíritu”, pero llega vía correo electrónico a cada postulante. Sólo la hermana Barcenas pensó que su destino podría ser España, aunque ella habría preferido Rusia para aprender el idioma.
Después de mostrar un vídeo alusivo a la Navidad y la vida de Jesús en su tableta, las hermanas ofrecen una tarjeta de presentación, con los números de contacto y la dirección de la iglesia. Invitan a visitarlas. Las estancias de voluntariado, cuentan, son normalmente de un año y medio para mujeres y dos años para hombres. Comparten un piso en el barrio de Pueblo Nuevo entre varias voluntarias. Preparan ellas mismas sus alimentos, lavan su ropa, limpian la casa. Antes de venir, cada una asegura que pagó cerca de «400 dólares mensuales por el tiempo que duraría su estadía en España (18 meses)».
Cuando vuelvan a su país, ambas esperan retomar su vida. Ver a su familia, ir a la universidad.