Beti Jai, mucho más que un frontón
Por todo Madrid se pueden encontrar emblemáticos edificios de diferentes siglos que hacen a la ciudad aún más especial. Uno de ellos, algo escondido, es el Beti Jai, una pista de frontón de pelota vasca ubicada en el barrio de Chamberí.
El juego conocido como pelota vasca alcanzó gran popularidad a finales del siglo XIX. Por ello, en 1891, el empresario José Arana decidió crear una gran pista en la calle del Marqués de Riscal, en el centro de Madrid. Se lo encargó a Joaquín de Rucoba. Él ya había construido emblemáticos edificios como el teatro Arriaga, el Ayuntamiento de Bilbao o la plaza de toros de Málaga. Sus obras se iniciaron en 1893 y se prolongaron un año, hasta que el 29 de abril de 1894 se inauguró.
En esa fiesta de inauguración se celebraron tres grandes partidos durante tres días consecutivos. De ellos disfrutaron cada jornada alrededor de 4.000 espectadores, el aforo permitido. Se convirtió así en el frontón más grande de Madrid, por delante de otros como Jai Alai, Fiesta Alegre o Euskal Jai.
A pesar de la gran relevancia que adquirió este deporte en la capital, el Beti Jai solo se usó para ello unos pocos años. Sin embargo, en él se celebraron otras actividades. En 1897, el Orfeón Pamplonés ofreció un concierto. Además, en 1901 sirvió como escenario de exhibiciones hípicas.
Aunque parezca muy descabellado, en esta pista se llegaron a hacer ensayos de aeronáutica. Leonardo Torres Quevedo, un ingeniero y matemático, perfeccionó allí sus inventos. Para ello crearon un Centro de Ensayos de Aeronáutica, que se ubicó en un espacio no utilizado del propio frontón. Posteriormente también fue usado como cárcel, comisaría de policía, taller, etc.
En 1991, el Beti Jai fue declarado monumento nacional y en 2011, Bien de Interés Cultural. Posteriormente, en 2015, el Ayuntamiento de Madrid adquirió sus derechos tras finalizar el proceso de expropiación. En ese año comenzaron los trabajos de restauración. Sin embargo, a principios de 2019 se pararon aun con un gran trabajo de investigación detrás. Frente a ello, la plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai de Madrid está luchando para arreglar su situación tanto legal como artística.
Una mezcla de estilos
Además de su gran historia, destaca por su contraste artístico. Se trata de un edificio que ocupa una parcela de alrededor de 3.609 m², con una superficie construida que alcanza los 10 800 m². A simple vista desde la calle, no parece haber tenido gran relevancia. Su fachada principal destaca por una arquitectura más ecléctica. Al adentrarse en la parcela, el edificio se construye en forma ovalada, similar a una plaza de toros, con un estilo neomudéjar.
En su interior se aprecia una cancha sin techar de 67 metros de largo, 20 de ancho y 11 de alto. A su alrededor se erigen las gradas, con capacidad para aproximadamente 4.000 personas en cuatro plantas. En ellas se puede apreciar una arquitectura del hierro, propia del siglo XIX. Tiene escaleras de madera, columnas y vigas de hierro forjado.