La belleza de la periferia
Muchas veces, el atractivo que tiene una capital se limita a los monumentos más importantes que dispone, las luces de la ciudad de las calles más céntricas, los restaurantes más vanguardistas o los museos más clásicos. Esta sinécdoque, en la que la pequeña parte lo representa todo, a veces tiende a infravalorar la esencia que tiene la ciudad.
No hay nada más característico de Madrid como su periferia. Allí se puede encontrar la verdadera idiosincrasia de los madrileños, y no viendo una película hollywoodiense en Callao, después de haber comido un McDonald’s en la Gran Vía.
En el extrarradio de Madrid podemos encontrar lugares que no aparecen en las guías turísticas y, que muchas veces, superan a la convencionalidad de los viajes organizados. Por ejemplo, por muy bonita que sea la puesta de sol en el Parque del Buen Retiro, es inigualable hacerlo desde el Parque de las Siete Tetas o la serena tranquilidad que se respira en el Parque Pradolongo no lo consigues en la Plaza Mayor; por no mencionar que las tabernas típicas madrileñas se encuentran en las afueras, ya que en el centro solo encontramos franquicias multinacionales.
En la periferia está la esencia de la ciudad, pero a su vez, también la multiculturalidad. Hay turistas que vienen a Madrid en parte para conocer a los madrileños y madrileñas, pero no se dan cuenta que en el centro solo hay más turistas. El ruido, el estrés, la contaminación… son solo algunos de las características que evitamos al hacer turismo en el extrarradio. En cambio, si visitamos la periferia, conseguimos originalidad en nuestras fotos, enriquecimiento cultural y un mejor y mayor conocimiento de la ciudad.
