MadrileandoSan Fernando de Henares

El Parque del Capricho, el último jardín Romántico

A tan sólo unos minutos de la ciudad, encontramos un precioso jardín alejado del bullicio y la rutina cotidiana, un laberíntico entramado natural que desprende en cada uno de sus rincones la historia romántica de lo que en su día fue una finca del siglo XVIII, pensada, valga la redundancia, para el capricho y recreo de María Josefa Pimentel, Duquesa de Osuna.

SONY DSCDesconocido hasta hoy para muchos madrileños por su emplazamiento alejado de los principales puntos de interés turístico (en la Alameda de Osuna, distrito de Barajas) y a la sombra de otros grandes jardines madrileños como “El Parque del Retiro”. El jardín del Capricho guarda entre sus 14 hectáreas la belleza que el paso de la historia no ha podido borrar.

Construido entre 1752 y 1834 por encargo de los Duques de Osuna, influyentes nobles e importantes mecenas y siguiendo un estilo de influencias arquitectónicas típicas de la nobleza del siglo XVIII; pasó a pertenecer al ejército francés tras la invasión francesa, para volver a sus dueños iniciales al cese de esta y ser de nuevo perdido en una subasta.

Durante la Guerra Civil, fue declarado Jardín Histórico y utilizado por el ejército Republicano, razón, por la que entre sus instalaciones encontramos ocultos algunos refugios antiaéreos subterráneos, que aún hoy se mantienen. Finalmente y tras décadas de abandono el jardín pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Madrid y declarado Bien de Interés Cultural.

Actualmente la entrada es gratuita, y al llegar al recinto encontramos el primer y sugerente capricho, una antigua plaza de toros, que da entrada al comienzo del recorrido. Los cursos de agua, nos acompañan desde el primer momento, conectando entre sí todas las zonas del jardín y convirtiéndose casi en los principales protagonistas y guías del recorrido.

El parque del capricho (7)Los jardines también juegan un papel importante, ya que en su arquitectura podemos apreciar influencias paisajísticas italianas, francesas o inglesas, de las que destacar sus árboles del amor, olmos, almendros, lilas, o su precioso laberinto hecho con laurel, y pensado para sugerir ese juego romántico de persecución, casi de lúdico, que nos asalta en todo momento.

No se quedan atrás las propuestas arquitectónicas, algunas muy diferentes entre sí, como “La Casa de la Vieja” o la ermita, edificios que evocan la vida de las clases populares. Delicias que tienen como contrapunto el casino de baile (al que se accede por un precioso embarcadero) o el palacio. Edificios más ostentosos, pensados para el disfrute y los eventos sociales de los duques.

Las estructuras que evocan la belleza clásica también son una parte importante del jardín, es el caso del templo de Baco o Exedra y la Plaza de los emperadores, ya que evocan ese deseo nostálgico por el arte clásico propio del romanticismo.

En definitiva, una ocasión para escapar de la rutina y dejarse llevar en el tiempo y en el espacio a través de este desconocido jardín romántico. Una experiencia sensorial que no dejará indiferentes a sus visitantes, y una recomendación para estos días de otoño, en los que la tonalidad de las hojas y los árboles son de una belleza inigualable.

Clara Sánchez Mangas

Clara Sánchez Mangas

Licenciada en Comunicación Audiovisual. He trabajado en varias ocasiones para emisoras de radio local en informativos y al frente de las secciones culturales de Cine y Literatura. Actualmente me encuentro colaborando de voluntaria con una ONG, en la creación de contenidos digitales.

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