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Vuelven las ánimas a Madrid con el tradicional Mega Altar por el Día de Muertos

Un año más ha llegado a Casa de México, en el distrito de Chamberí, el ya tradicional Altar de Muertos. Esta vez, las ofrendas y los ornamentos lucen homenaje a una de las figuras más emblemáticas de la cultura mexicana: la artista Frida Kahlo. Como en las cuatro anteriores ediciones, el propósito de este evento es memorar con familia y amigos a nuestros difuntos consentidos a través del arte.

Entre el 7 de octubre y el 13 de noviembre es posible visitar en Casa de México, dentro del barrio histórico de Chamberí, el tradicional Altar de muertos que organiza la entidad. Esta actividad gratuita desde su comienzo cuenta con una serie de visitas guiadas organizadas cada quince minutos que, de forma casi diaria, tratan de acercar la cultura mexicana a la capital española. Así, rodeados de calaveras con azúcar aglutinada, flores de cempasúchil de seda, y papeles picados, los transeúntes inician un recorrido colorido y lleno de humor por los distintos pasajes del edificio.

Lejos parece quedar ya aquella primera ofrenda de Casa de México, en 2018, en la que una enorme calavera acompañaba las escaleras principales del edificio. Ahora, esta figura domina la intersección entre las calles Alberto Aguilera y Vallehermoso y, bajo sus huesos metarsianos, suele cobijarse una longeva fila de visitantes que aguardan para entrar a la exposición que el interior de su hogar se acontece. Aunque las reservas para las visitas guiadas se agotaron en menos de 48 horas, todo el mundo tiene la oportunidad de asistir a ella los lunes y en horario matutino el resto de días. Esta gran acogida hace que el evento se haya consolidado como una de las tradiciones otoñales en Madrid y de ahí que este sea el quinto año consecutivo que se celebra desde la fundación de la entidad.

El Día de Muertos de México es una festividad que suele tomar lugar entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre. Al contrario que en la cultura americana y de la Península Ibérica, esta fecha del calendario no adquiere connotaciones fúnebres o tenebrosas para la población mexicana. Por el contrario, se trata de un evento en el que se burla la muerte en compañía de los seres queridos que aún están en vida. Lo que sí es cierto es que ha incorporado uno de los elementos de Halloween a su propio ideario; este es el caso del famoso “Trick or treat?”, cuya versión mexicana es “¿Me da mi calaverita?”.

No se trata de una celebración reciente. El Día de Muertos ya existía cuando la cultura pre-hispana dominaba el continente como se puede observar en las etnias maya, purépecha y mexica. Esta última lo festejaba el noveno mes del calendario azteca, que correspondía al que actualmente conocemos como agosto y este evento se prolongaba durante todo el mes. La justificación de este hecho es que este día tiene sus raíces en la civilización azteca, ya que este pueblo, al contrario que las creencias que mantiene religiones como el catolicismo, también defendía que lo que le deparaba a una persona tras la muerte dependía de la forma en la que hayan abandonado su vida. Así, distinguían cuatro paraísos: el Tlalocan, para los ahogados; el Omeyacan, para los caídos en combate o durante el parto; el Chichihuacuauhco, para los niños; y el Mictlán, para los fallecidos de forma natural.

Volviendo al México actual, y según cuenta la tradición, en estas fechas tan señaladas del calendario se abre un puente entre el mundo de los vivos y de los muertos; de ahí que haya la posibilidad de que los difuntos puedan volver a sus antiguos hogares por un corto período de tiempo. El 29 de octubre es el primer día de llegada de ánimas, y en él vienen aquellos que fallecieron de una forma trágica; los dos días siguientes es el turno de los niños que no fueron bautizados y de quienes tuvieron una vida ejemplar: y, el último día, el 2 de noviembre, aparecen el resto de difuntos.

Como cabe la posibilidad de que los familiares no vivos se pierdan en su camino, sus seres queridos colocan un ejemplar de planta muy concreto en las calles y hogares para guiarles: la flor de cempasúchil. Esta se caracteriza por poseer unos pétalos de color amarillos bastante vistosos y cuyo olor, según se dice, atrae a los no vivos; por este motivo son utilizados para señalizar el trayecto y, además, su tonalidad simboliza la luz del sol. Así que, gracias a esta iluminación vegetal, se alumbra el camino que efectúan los difuntos para llegar a la Tierra.

Siguiendo el camino de pétalos amarillos, el difunto consentido llega hacia un altar en su honor. Este puede haber sido construido en distintos niveles: a ras del suelo, lo que se conoce como altar de cementerio; con dos pisos de altura, que simbolizan cielo y tierra; con tres, que representan los dos del anterior más el infierno; o de siete, uno por cada pecado capital. En los distintos niveles se realizan varias ofrendas que representan los cuatro elementos: el fuego a través de las velas, el aire mediante el papel picado mostrando figuras originales, la tierra a partir de los frutos que se colocan para que el difunto coma, y el agua vertida en un recipiente junto a la bebida predilecta del familiar no vivo.

Fuente: Jesús Montanero (Catrina realizada a partir de seda y cartulinas en Casa de México, 2022)

Otro de los elementos más populares de este día es la famosa Catrina. Este personaje antaño era conocido como La Calavera Garbancera, entendiéndose “garbancero” como toda aquella persona que vendía garbanzos y que era de sangre indígena pero, relegando su raza, fingía ser de Europa portando vestimentas majestuosas. De este modo, el artista José Guadalupe Posada plasma a este colectivo mediante una ilustración a modo de crítica satírica en una placa de metal de una calavera vestida con sombrero francés decorado con plumas de avestruz que crea en 1873 pero que no se publica hasta después de su muerte. Esta figura adquiere su popularidad posteriormente, cuando Diego Rivera bautiza a la calavera garbancera como catrina –o catrín en masculino, dícese de un individuo que viste elegante en el dialecto mexicano– al representarla en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947).

Todos los anteriores rasgos que caracterizan al Día de Muertos de México se encuentran en pincelados en cada una de las salas del altar de Casa de México. Como peculiaridad de este año, la temática gira en torno a la figura de Frida Kahlo (1907-1954). Esta artista esindudablemente un icono de la cultura mexicana de ahí que su obra pueda ser disfrutada fuera de su tierra natal acudiendo a museos como los franceses Louvre y Georges Pompidou, o el neoyorkino de Arte Moderno. En definitiva, un legado de pinturas reconocibles en todo el mundo como sus célebres Las Dos Fridas (1939) o La Columna Rota (1944).

“Por eso la muerte es tan magnífica. Porque no existe, porque sólo muere aquel que no vivió. Porque sigue viviendo quién, después de muerto, produce en los que le continúan, sensaciones nuevas, anhelos y deseos…”,

Frida Kahlo (1907 – 1954) / Fotografía de Álex Rovira

A pesar de este ideal del Día de Muertos, lo cierto es que no en todas las zonas de México se vive de la misma forma. Pam Salinas, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Nuevo León, destaca la diferencia que hay entre un norte más influenciado por las costumbres norteamericanas y en el que se celebra más Halloween, y un sur más cercano a la esencia de este día en sí; ya que esta festividad se origina en esta parte del país. Sea como sea, lo que sí está claro es que es una jornada en la que la nostalgia y la tristeza quedan atrás para dar lugar a una celebración en la que abunda la alegría, el pan de muerto, etc.

Desde 2008, el Día de Muertos es considerado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, a causa de ser un evento que aúna más de tres mil años de tradición. Una cita que ahora también disfrutan, desde hace cuatro años, los madrileños en otoño y que, debido a su popularidad en auge, es un evento que llega cada año aún más temprano.

JESUS MONTANERO ROMERO

(Sevilla, 2000). Graduado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Cultura, medio ambiente y sociedad son las temáticas a las que guardo favoritismo, así como la televisión, la prensa digital y las nuevas narrativas en redes sociales y otras plataformas son los espacios en los que prefiero hacerme oír. Durante mi período de formación, tuve la oportunidad de llevar a cabo prácticas en los informativos de TVE Andalucía donde, entre las labores de redacción y locución que realicé, puedo destacar el minireportaje que efectué por iniciativa propia sobre el Servicio Andaluz de Teleasistencia con motivo de su 20º aniversario. Del mismo modo, me adentré en el mundo del marketing digital, un terreno que era totalmente desconocido para mí, a través de la beca PRAEM ofrecida por la Junta de Andalucía en Red y Comercio Interactivos, S.L. donde aumenté mis conocimientos sobre el posicionamiento y analítica web que ahora puedo incorporar a mis productos periodísticos. A raíz de mi reportaje multimedia que desarrollé como TFG, “¿Eres hombre o mujer? ¡Soy drag!” (2022), decidí profundizar en este ámbito periodístico a partir del Máster en Periodismo Multimedia Profesional de la Universidad Complutense de Madrid que me encuentro cursando actualmente.

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