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«Por la vida, Damay, por la vida», manifestó el Aleatorio Bar

Jueves 4 de octubre, nueve de la noche. Entro en el Aleatorio Bar de Malasaña. El característico recinto donde la poesía es la protagonista. Nunca había ido pero siempre he tenido ganas, yo como una amante de la poesía y los recitales. Me pido una cerveza y le pregunto al camarero de la barra sobre el homenaje que se anunciaba en su cartel: “Homenaje a Damay Rial Domínguez. Por la vida, Damay, por la vida”. La respuesta me conmovió y solo fue el principio de una emocionante noche.

Al final de este verano murió en la carretera Damay Rial Domínguez, una gallega de 22 años enamorada de la poesía. La joven dejó su tierra natal con 17 años en busca de descubrir Madrid, de descubrirse a si misma. Damay frecuentaba con asiduidad Aleatorio Bar para recitar y mostrar sus poemas, tal era su frecuencia que allí encontró amigos, un bar que fue su segunda casa y es por eso que Aleatorio quiso homenajearla, allí ella desnudó su alma.

Amigos y conocidos se acercaron al micrófono para dedicarle unas palabras en forma de poesía y para recitar alguno de los textos que ella escribió antes del fatal accidente. Unos versos que iban a salir a la luz con un libro que estaba preparando y que finalmente no pudo cumplir su sueño. “La poesía es una forma de mantenerse con vida”, manifestaba el primer amigo de Damay antes de leer uno de los poemas. Además, tras cada recital todos ellos manifestaron: «Por la vida, Damay, por la vida». Porque sus poemas hacen que siga viva, y que luchemos los que estamos para disfrutarla.

En aquel coche Damay no viajaba sola, iba con una amiga llamada Elena, la cual le dedicó unas palabras a la gallega que leyó el padre de la superviviente confesando que no conocía a Damay pero que su hija le había pedido que leyera un texto para ella ya que no pudo asistir porque todavía sigue recuperándose del accidente.

Padre de Elena, la acompañante de Damay durante el accidente | Fotografía: Sonia Faura

Aleatorio rompió de emoción, los llantos fueron incontrolables. Poema tras poema, emoción tras emoción. El momento de más conmoción fue cuando proyectaron “Quiero quedarme en ti”, recitado por la propia Damay, posteriormente pusieron dos video-poemas más.

Los que no la conocimos pudimos saber cómo era: valiente, libre, fuerte, soñadora… “Todavía no nos duelen las manos de luchar”, escribió Damay en uno de sus poemas. Un amigo suyo de Galicia aseguró sobre la joven que “el mundo lo hizo pequeño porque ella es grande”.

Yo, que fui a ver recitales de poesía y salí de Aleatorio con un trocito de Damay sin haberla conocido nunca. Sus versos junto a la emoción y comentarios de los que más la querían calaron en mí. Poesía sincera, sin tapujos, desnudando su alma y haciendo que la gente, como yo que no la conoce, empatice con ella. Como me dijo el camarero del bar “la muerte es una hija de puta”.

“Por la vida, Damay, por la vida”.

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