La Latina, el barrio de las tapas y el rastro
Tapas, verbena y mercadillo. La vida florece día a día en La Latina. Este barrio es uno de los más céntricos y reconocidos de Madrid. Próximo con otras zonas como Lavapiés, Austrias, Sol y Madrid Río. Pero es especialmente el domingo el día de la semana que más vida tienen sus calles. El Rastro atrae a miles de personas. Ropa, antigüedades, bisutería y… cromos. Cualquier cosa que busques seguro que está en este mercado.
El famoso Rastro del barrio de La Latina es una parada obligatoria si visitas Madrid. Este mercado se distribuye por la zona de la Ribera de Curtidores y sus alrededores, desde las 9:00 hasta las 15:00 horas, aproximadamente. Cientos de puestos al aire libre con ropa de segunda mano, periódicos y revistas antiguas, cuadros, películas, libros, …
Este mercadillo ambulante nació en 1740. Por esos años había un número escueto de puestos y vendían objetos usados, más conocidos como baratillos. Un dato curioso sobre este mercado es su denominación. Recibe el nombre rastro porque, anteriormente, era la zona donde se encontraban las curtidurías. Cerca se situaban los mataderos, de tal forma que cuando desplazaban los animales hasta las curtidurías dejaban un rastro de sangre.
Cuatrocientos años después, sus estrechas plazas y callejuelas se abarrotan de gente. El comercio creció exponencialmente, y también el ocio. Este barrio acoge varios puntos importantes tanto para niños como adultos.
Desayunos, comidas o, por qué no, picoteo. Las calles de La Latina tienen múltiples establecimientos donde comer o tomarte un vino. Cava Baja o El Skinazo son algunos de los bares donde más personas acuden a tomar su vermut de domingo. Y la bebida junto a la comida: croquetas, paella o patatas con chistorra. Tapas variadas para agradar el día y el estómago. Este último pub, El Skinazo, se encuentra junto a la Plaza del Campillo Nuevo Mundo donde, de toda la vida, se intercambian cromos, según los madrileños.
El mundo de los cromos es meticuloso. Los más pequeños acuden a esta plaza para conseguir los cromos que les faltan. La Liga o Pokémon, … todos acuden con su álbum repleto de cartas. “Si´le” o “no-le” (lo tengo o no lo tengo). Todos llevan un papel donde apuntan aquellos que les faltan. El objetivo: lograr los más exclusivos. Aquí comienza el intercambio… o la venta. El precio de los cromos oscila entre los 10 céntimos de cada uno por sobre, hasta 1’50 euros en algunos casos. Aunque algunos valen una fortuna.
Una mañana de compras, de cromos y de tapas. La Latina ofrece ocio y disfrute, pero con cuidado, pues los carteristas vigilan a los transeúntes distraídos. Aun así, este barrio ofrece gozar de las mañanas de los domingos y festivos de manera diferente y singular.