El prerrománico de Asturias, un arte único
Bajo la atenta mirada del Cristo del Naranco, que controla las idas y venidas de los vecinos carbayones, dos joyas de arte prerrománico deslumbran a Oviedo y a sus visitantes: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Se asientan sobre las laderas del monte Naranco, cercano a la capital de Principado de Asturias.
Para los ovetenses el Naranco es como la Casa de Campo para los madrileños: un espacio para disfrutar del aire libre y recrearse en su patrimonio.
La huella de Ramiro I, un joven rey de la monarquía asturiana entre los años 842 y 850, promotor del arte prerrománico asturiano ha quedado para la posteridad en estos monumentos. El arte asturiano de este período está basado en edificios de estructura horizontal, muros gruesos, coberturas de madera y casi carencia de decoración escultórica.
Declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO no solo por su singularidad monumental y artística, sino porque los dos han sobrevivido desde su construcción en el año 848, son los tesoros ovetenses.
Tan solo a cien metros de distancia, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo forman un conjunto prácticamente inseparable. Es inconcebible la visita de uno sin el otro. No son las típicas esculturas de las urbes; son templos que inspiran armonía, tranquilidad y pureza por el paisaje en el que están situados. Lugares sagrados y llenos de historia que han sobrevivido al paso de los siglos.
FUENTE: Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico Asturiano
Santa María del Naranco es el monumento más importante que se conserva del arte alto medieval europeo. El más enigmáticos y armoniosos de la historia de la arquitectura occidental.
San Miguel de Lillo en sus orígenes no se proyectó como iglesia sino que fue el Aula Regia del conjunto palacial que el rey Ramiro I mandó construir en las afueras de la capital del reino asturiano. Tiene una planta rectangular y está dividida en dos pisos.
FUENTE: Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico Asturiano
Aunque Santa María tiene más fama, San Miguel es mucho más intenso. Esta iglesia fue capilla real y destaca por la originalidad de su decoración escultórica, donde se representan algunos animales, figuras humanas y elementos geométricos.
El edificio que hoy contemplamos corresponda un tercio aproximadamente de la edificación original. La iglesia se derrumbó en parte debido a un corrimiento de tierra durante la Edad Media.
La visita a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo es obligada e imprescindible para conocer los altos niveles de calidad a los que llegó el arte prerrománico español.
