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El barrio de Salamanca cumple 155 años

Han pasado ya 155 años desde que el constructor José de Salamanca y Mayol, más conocido por su título de Marqués de Salamanca, promovió la edificación del distrito que hoy lleva su nombre. Un barrio que, próximo al ensueño originario, presume de ser uno de los más acomodados de Europa.

En el siglo XIX, el ensanche de la ciudad de Madrid y la división de sus barrios en clases sociales, con la creación de un distrito especialmente lujoso como es ahora el barrio de Salamanca, era sólo papel mojado. Un papel que por aquél entonces (1860), adquiría el nombre de “Plan Castro”, en honor al impulsor de estas ideas, Carlos María de Castro.

Primeras viviendas del barrio de Salamanca
Primeras viviendas del barrio de Salamanca

Este arquitecto madrileño no disfrutaría de la función hasta bien entrado el siglo XX (1927), cuando los ensayos habían finalizado y la Gran Vía representaba su papel con éxito. Ésta, cómplice de la relación entre el barrio de Arguelles y de Salamanca, casaba las nuevas zonas en un Madrid muy diferente.

Los grandiosos edificios del barrio aristocrático y el tejido urbano de calidad que revestían la zona tardaron en aparecer, pero acapararon todos los elogios. José de Salamanca y Mayol adquirió 100 hectáreas de terreno (infructuoso y descuidado) situadas entre la puerta de Alcalá y la fuente de la Castellana, e idealizó el nuevo distrito.

Desde el levantamiento de los primeros cimientos en la calle de Serrano (1863), siguiendo con un crecimiento triangular hacia el este (de Serrano a María de Molina, y de la puerta de Alcalá a la plaza de Manuel Becerra), hasta las últimas pinceladas en 1930. “Voy a construir para Madrid el más cómodo, higiénico y elegante de los barrios”, afirmó el Marqués.

Anuncio de un comercio del barrio de Salamanca/ Foto: periódico 'La Época'
Anuncio de un comercio del barrio de Salamanca/ Foto: periódico ‘La Época’

Sin embargo, debido al fuerte desarrollo industrial, las previsiones demográficas de Castro se vieron desbordadas (a mediados del siglo XIX, la ciudad contaba con 271.254 habitantes y, un siglo más tarde, en 1960, había alcanzado los 2.177.123 habitantes). Los problemas de espacio obligaron a disminuir el ancho de las calles, elevar la altura de los edificios y eliminar algunas zonas verdes modeladas en el plan.

Así, de las plazas previstas, sólo construyó la que hoy lleva su nombre (Plaza de Marqués de Salamanca), como epicentro del barrio, partiendo la calle de Ortega y Gasset en dos.  Además, urbanizó la zona trazando calles rectas con generosas  viviendas de tres y cuatro pisos, y limitando la extensión de las manzanas a los 100 metros.

Como novedad, en esta zona, todas disponían de agua corriente, cocinas de carbón, retretes y alumbrado; y más tarde, casi entrado el siglo XX, de ascensores, teléfono y calefacción. Una zona que, gracias a estas comodidades, sólo estaba al alcance de familias adineradas.

Interior de las primeras viviendas del barrio de Salamanca
Interior de las primeras viviendas del barrio de Salamanca

En 1910, 138 familias de la nobleza ya disfrutaban de su estancia en el nuevo barrio, entre los que se encontraban célebres personajes de la literatura, el arte, la ciencia o la política; como Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal, Emilio Castelar, Francisco Pi y Margall, Francisco Silvela, Gustavo Adolfo Bécquer, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, o Benito Pérez Galdós.
Pronto el barrio se abasteció de todo lo necesario para hacer sonar su nombre a nivel europeo. Por sus calles se respiraba moda (su influencia comercial la convirtió en “La Milla de Oro”), arte (numerosos palacios y embajadas) y, sobre todo, mucha cultura y ocio (como el primer parque de atracciones de la ciudad, los llamados Campos Elíseos).

La historia de este barrio continúa latente. Su hoy se empeña en calcar al ayer. Y sus gracias, que saben a antaño y huelen a nuevo, embelesan cada noche a todo virgen corazón que late por Madrid.

 

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