Divide y venderás
Hace apenas una semana, un turista me preguntaba por la calle si podía recomendarle algún lugar para salir esa noche por Chueca. Yo le respondí que eso dependía de lo que buscara. Me dijo: Yo busco un sitio normal, con gente gay normal. ¡Amigo! Entonces esta no es para ti una zona por la que salir de fiesta.
Hay una cosa que en marketing se llama ‘posicionamiento’, que es el lugar que un producto o marca ocupa en la mente del consumidor, dependiendo del valor que éste le dé. Por ejemplo: si para mí un iPhone es “un teléfono móvil caro y de calidad”, cada vez que piense en un teléfono móvil caro y de calidad me acordaré de él, y si alguien me pregunta por un teléfono móvil caro y de calidad, lo recomendaré. Parece bastante sencillo. Ese teléfono móvil caro y de calidad, quiere ser visto así a través de sus campañas de publicidad para atraer a la gente que desea móviles caros y de calidad, indiferentemente de que lo sea o no.
Pues bien: apliquemos esto a los bares de Chueca. Si hay un bar que sólo quiere atraer a la gente ‘normal’, se convertirá en una marca blanca para todo el mundo. Y, por regla general, por lo menos en el colectivo LGTB, los públicos en el ocio nocturno están tremendamente definidos y polarizados. Existen los sitios para gente joven que le guste el house, gente joven que le guste el pop, gente muy joven, gente mayor que le gusten los espectáculos en directo, turistas, osos maduros, osos que les guste el pop… y así hasta infinidad de sitios que tienen totalmente marcado su territorio. Divide al público y vencerás. Y también venderás.
Chueca, probablemente la zona del mundo con más densidad de población LGTB y ofertas de ocio para ese colectivo, se ha visto obligada a lo largo de los años de ofrecer sitios para públicos muy determinados o ver cómo se esfumaban los clientes al aparecer un nuevo local que hiciera llamadas a su target escogido. En otros países, por la baja o nula concentración de ocio LGTB o por las restricciones a nivel legal y social, los locales para gays suelen ser mucho más genéricos: basta con que dentro se encuentre gente gay, y punto. ‘Gente gay normal’, que ya es bastante, pensarán. Nada que ver a lo que sucede en las calles de este barrio.
Por eso, cada vez que me preguntan sobre sitios para salir por la noche, yo me convierto en una especie de encuestador: que si qué tipo de chico te gusta, que si qué tipo de música prefieres, que si te va más una sala grande y cara o un sitio modesto con copas baratas, etc. Y así, dividiendo a la gente por públicos, han conseguido todos su pequeño coto de éxito. Han sabido dividir y han sabido vencer. Y vender. Y yo, todo sea dicho, aprender un poquito más de idiomas.
