Un viaje en metro por la historia de Madrid
La estación de Chamberí, también conocida como ‘La estación fantasma’, permite a quién la visita recorrer la historia de Madrid.
Tras entrar por una espiral de cristal en la que se encuentran la escalera y el ascensor, te reciben las taquillas, un cartel que un pase especial para ir a los toros por 0,50 céntimos, las barreras de acceso y los indicadores de una estación de metro tal y como era hace 89 años. Si avanzas y llegas hasta el andén, se pueden observar los ‘rombos’ originales de Metro y los anuncios publicitarios, hechos de azulejos, de productos que ya no existen, de comercios que ya cerraron y de teléfonos con cuatro dígitos, como el de una tienda situada en la calle Montera.
No se trata de meras reproducciones, si no que son originales. Cuando el 21 de mayo de 1966 el ministerio de Obras Públicas cerró la estación de metro de Chamberí, decidió tapiarla, sin más, dejando todo tal y como estaba.
Cuarenta años después de su clausura y tras 15 meses de rehabilitación, y 3,8 millones de euros, en 2008 la estación Chamberí volvió a la vida. No como parada, sino convertida en Andén 0, el museo de la historia del Metro de Madrid.
Su rehabilitación consistió en la restauración íntegra del interior, suelos, muros, bóvedas y carteles publicitarios, así como la recuperación del mobiliario y de los andenes originales, y la creación de un nuevo acceso, ya que el original había desaparecido.
La Red de Metro de Madrid fue inaugurada el 17 de octubre de 1919 como parte del Ferrocarril Metropolitano Alfonso XIII, un proyecto iniciado dos años antes bajo la dirección del arquitecto Antonio Palacios. La primera línea de metro de Madrid cubría los tres kilómetros y medio que separaban la barriada obrera de Cuatro Caminos y la Puerta del Sol. La línea tenía seis estaciones intermedias: Ríos Rosas, Martínez Campos, Chamberí, Bilbao, Hospicio y Red de San Luis.
La estación de Chamberí cerró debido a la ampliación de la línea 1, que se renovó en los 60 con trenes de seis coches sustituyendo a los cuatro que tenían en el momento. Para ello, se ampliaron los andenes de 60 a 90 metros de longitud. Debido a su situación en curva, era técnicamente imposible reformar la estación. Además, se encontraba muy próxima a las paradas de Bilbao e Iglesia, por lo que el ministerio de Obras Públicas decidió tapiarla.
Pese a que esta estación ha estado muchos años en el olvido, nunca ha sido raro, que cuando el tren recorre el tramo entre las estaciones de Iglesia y Bilbao, distantes apenas medio kilómetro, muchos viajeros se pegen a las ventanillas con las manos abiertas junto a la cabeza para evitar los reflejos. Y allí está: la estación fantasma de Chamberí.
Más información en http://www.esmadrid.com/anden0/