Concentración contra el cambio climático.
Los presentes se quejan de la falta de compromiso de los gobiernos.
Días antes a la cumbre de la ONU sobre cambio climático celebrada en Glasgow el pasado 1 de noviembre, la COP-26, un grupo de manifestantes procedentes del movimiento internacional Extincion Rebellion , se concentró en la icónica avenida para expresar su queja ante la parsimonia de los líderes de diferentes países frente a la amenaza de este fenómeno.
La organización comenzó con un discurso en lo alto de una plataforma con una antorcha que expulsaba humo rosa y llamaba la atención de los viandantes. En las aceras, varios miembros repartían panfletos y explicaban los diversos motivos por los que se estaba celebrando la manifestación. La policía impedía el paso al tráfico y también a los peatones que atravesaban el tramo de la Gran Vía situado entre el Hotel Riu y Plaza de España.
“Desde los años 90 se han celebrado 25 cumbres, reuniones llenas de “bla-bla-bla”, hipocresía e irresponsabilidad que no han servido para nada.” De esta forma tan ácida y directa declaran su malestar con las políticas de los últimos 27 años, que irían más encaminadas a lavar su imagen y ofrecer un falso compromiso con reformas que no ayudan a solucionar el problema.
El gobierno propone medidas para reducir el tráfico en el centro de la capital y realizan anuncios que promueven el reciclaje, pero esas medidas no resuelven el problema. La industria ganadera y las grandes empresas son los verdaderos causantes de las emisiones de CO2, y eso no se arregla cerrando el grifo mientras te cepillas los dientes, nos contaba uno de los informantes.
Lo cierto es que, a pesar del negacionismo, el cambio climático es un hecho y cada vez está más lejos de convertirse en reversible, y las medidas no parecen ser suficientes como para frenarlo.
Sin duda alguna, una de las peculiaridades que más se discuten es que los líderes políticos que acuden a estas asambleas es gente mayor que sufrirá las consecuencias más letales del cambio climático cuando ya estén muertos o cuando se encuentren al final de su senectud.
Por otro lado, los jóvenes serán quiénes sufrirán el problema de lleno y , sin embargo, no tienen ningún tipo de representación en un problema grave que afecta a todo el planeta y que se cuestiona y minimiza constantemente.