Sin agua en parte del barrio de Las Águilas
El pasado lunes 22 la cañería central de la Avenida de las Águilas dijo adiós. Cedió ante el paso del tiempo y las humedades y empezó a expulsar agua a chorros. De forma que hubo que cortar el suministro abruptamente y muchas familias del barrio se quedaron sin agua.
No es la primera vez que sucede una rotura en las cañerías en el madrileño barrio de Las Águilas, pero nunca había tenido consecuencias tan largas en el tiempo. De momento han sido cuatro los días de cortes, al principio temporalmente y posteriormente de forma parcial. Además el agua no está totalmente limpia, se recomienda no beberla y en ocasiones corre marrón.
El Ayuntamiento de Madrid convocó al Canal de Isabel II para que comenzase con las obras de reparación. Lo primero ha sido acordonar la zona de la rotura, con agujeros de tamañas dimensiones, y depurar el agua que se había estancado. Actualmente se están cerrando las filtraciones en las cañerías con material impermeable y finalmente se volverán a cerrar y asfaltar los orificios en la calzada.
El tiempo estimado en el que el agua correrá con normalidad no está claro, por eso mismo el consistorio también ha puesto a disposición de la gente de Las Águilas bidones de agua mineral. El propio lunes se trajeron cientos de litros de agua y se repartieron entre las familias del barrio. Una solución temporal para un problema que viene ya de largo.
Mal estado de las infraestructuras
La rotura en las cañerías de Las Águilas se suma a los constantes destrozos en calzadas y aceras. Circular por Aluche se ha convertido en un peligro para la seguridad vial por culpa de los numerosos baches y boquetes que pueden encontrarse en sus carreteras. Desde hace dos o tres años las asociaciones vecinales vienen pidiendo una importante rehabilitación de las infraestructuras.
Los desperfectos se van poco a poco arreglando, aunque por cada arreglo hay otras dos roturas. Sin ir muy lejos el año pasado se formó un socavón de grandes dimensiones en la calle Valmojado, una de las arterias que conectan Aluche con la Casa de Campo y la zona centro. Fue necesario cortar la circulación porque los coches, e incluso autobuses, podían perfectamente hundirse bajo el suelo.
La zona suroeste de Madrid requiere chapa y pintura a marchas forzadas, muchos edificios e infraestructuras siguen exactamente igual a cuando se construyeron en los años sesenta. Ahora bien, han pasado casi otros sesenta años de eso, es normal que se multipliquen las roturas y desperfectos. Si queremos convertir Madrid en la mejor ciudad del mundo, no solo debemos peatonalizar la Gran Vía o imponer cortes al tráfico por contaminación, también habría que salir al auxilio de aquellos barrios que se están ‘cayendo a cachos’.