La gatoteca, siete vidas para un gato
El establecimiento funciona como casa de acogida para gatos adultos hasta que encuentran un hogar definitivo
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La calle Argumosa, en el barrio madrileño de Lavapiés, tiene un color especial. La creatividad, las diferentes culturas y los comercios de tonalidades vivas son su seña de identidad. Morada y negra es la fachada de La Gatoteca, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja como una gran casa de acogida para gatos adultos y que ha conseguido encontrar un hogar definitivo a 200 felinos.
En este local de dos plantas los mininos son los protagonistas y de puertas hacia dentro todo gira en torno a los 16 gatos que esperan ser adoptados. Hasta entonces, se entretienen con pelotas que corretean de un lado para otro, saltan desde una plataforma a otra por encima de las cabezas y vigilan a los visitantes sin hacer un solo ruido. La Gatoteca se define a sí misma como un “ Club del Gato, con gran cantidad de actividades educativas, terapéuticas y lúdicas del mundo gatuno”.
Nació en 2013 como sede física de la Asociación Benéfica por el Rescate e Inserción de Gatos en Adopción (ABRIGA) con los objetivos de ayudar a los gatos sin hogar a encontrar una nueva familia, a los gatos con hogar a tener más calidad de vida ayudando a sus propietarios a entenderles y cuidarles correctamente y a las personas a través de los beneficios que un gato puede aportar a sus vidas. “ABRIGA y La Gatoteca van de la mano y no podrían existir la una sin la otra”, destacan desde la asociación.
Gracias a las visitas, actividades y ventas que se llevan a cabo, además de las donaciones, es posible generar fondos suficientes para mantener el local, ABRIGA y, por supuesto, las instalaciones, los cuidados y la alimentación de los gatos.
Entre sus labores están realizar cursos y charlas para que las personas con un gato en casa aprendan cómo cuidarlo correctamente; terapias asistidas para felinos discapacitados y todo tipo de actividades de entretenimiento como yoga con gatos, conciertos en acústico, talleres de manualidades, festivales o mercadillos, “todas en torno a los gatos o en colaboración con ellos”.
Pero lo más llamativo de La Gatoteca es su servicio de Café con gatos, “donde podrás tomarte una café, un té o un refresco al mismo tiempo que conoces a nuestros gatos, los acaricias, juegas con ellos y, si surge el amor, se puede llegar a tramitar una adopción y así poder ayudar a otro gato”, apunta Eugenio “Uge” López, miembro de ABRIGA y voluntario en La Gatoteca.
El establecimiento busca un hogar a gatos a partir de un año de edad. “No necesitamos un espacio como este para dar visibilidad a la adopción de cachorros. Cuando son jóvenes es más fácil este trámite, por eso trabajamos con gatos adultos que ya conocemos sus manías y su forma de ser y así también podemos emparejarle mejor con su adoptante”, menciona López.
Trabajar en una casa de acogida y ampliar la familia es una ley no escrita. De hecho, los siete trabajadores se llevaron al menos uno a sus casas. López recuerda su adopción entre risas: “Fue forzada. Nos trajeron un gato con una hernia de estómago y le operamos. En esa época no teníamos un espacio para la cuarentena, así que me lo llevé a casa hasta que la pasase. Un día se coló mi otro gato en la habitación donde estaba el recién operado y le empezó a lamer la cabeza. En realidad fue mi gato el que lo adoptó y ahora son mis niños. Lo mejor que he hecho en la vida”.
En cambio permanente
En octubre de 2013 se estrenó La Gatoteca, el primer Cat Café de España y Europa con este sistema de bar con adopción. “En Alemania y Holanda, por ejemplo, sí que hay cafeterías en las que hay gatos, pero viven en el establecimiento, es decir, no está la parte de adopción. Nosotros dimos la vuelta a ese concepto y ofrecemos la posibilidad de adoptar”, cuenta López.
“Los inicios fueron un poco caóticos, había colas fuera esperando a ver el nuevo local. Ahora ya no ocurre porque nos hemos reestructurado y a través del sistema de reservas se controla”, rememora. También recuerda los principios del Café con gatos, donde entraban 40 personas para relacionarse con solo 8 gatos. “Ahora son 20 personas como mucho para 15-20 gatos”, afirma.
2017 es el año en el que tanto La Gatoteca como ABRIGA pueden celebrar ser autosuficientes: “Incluso queda un margen para piensos. No es rentable como para vivir de ello, pero para seguir con el proyecto sí -explica López-. Se nos ha quedado hasta pequeño el local, ojalá el día de mañana lo podamos ampliar”.