Medio AmbienteOpinión

Perderse para poder encontrarse

Ya sé que este blog es más informativo que personal. También sé que intenta tratar sobre temas relacionados con la ciudad de Madrid. Lo sé de sobra. Pero hoy me gustaría hablar de mi tierra, de mis raíces, de volver a casa, de respirar el mar y de perderse para poder encontrarse.

Me mudé a Madrid para comerme el mundo y, como daño colateral, estudiar un máster. Ya había vivido fuera, concretamente durante tercero de carrera me fui un cuatrimestre de Erasmus a Lisboa (Portugal). Fue realmente una experiencia inolvidable y, aunque estaba lejos y obviamente extrañaba lo que quedó en casa, nunca llegué a sentir una falta real. Supongo que fue porque Lisboa es una ciudad bastante parecida a Bilbao en muchos sentidos y porque encontré una familia allí que, en cierto modo, suplía la falta de mi familia de verdad.

Cuando llegué a Madrid había pasado por una mala racha personal. No estaba segura de nada en mi vida y mudarme a otra ciudad para gastarme un dineral estudiando algo que intuía no iba a llenarme en absoluto me daba ansiedad. Aún así, el máster estaba pagado y el piso alquilado. A pesar de estar en un momento bajo me sorprendí para bien desde el primer momento en que pisé la capital.

Todo, y repito, todo me ha ido increíblemente bien desde que vivo allí. Soy feliz. Pero, al contrario que cuando estaba en Lisboa, mi casa me llama. En Madrid también tengo una familia que me ayuda a hacer frente a tener a la real lejos, pero Madrid no es Bilbao. Madrid no es Bizkaia. Madrid no huele a mar.

San Juan de Gaztelugatxe. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente
San Juan de Gaztelugatxe. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente

Este fin de semana decidí escaparme. Escaparme para poder encontrarme. Regresar con los míos, a mi sitio, a mi refugio, mi guarida, mi paraíso secreto (que ya no es tan secreto gracias a Juego de Tronos): San Juan de Gaztelugatxe.

Este islote está ubicado en la localidad de Bermeo (Bizkaia). El acceso está un poco complicado, aunque hicieron obras para crear un camino más seguro, llegar hasta la base del islote requiere un calzado cómodo y buena estabilidad.

Desde el parking se tardan unos 30 minutos en subir. Desde la ermita unos 45 en volver a llegar al parking. 241 escaleras son las que separan la base de la ermita, que está en lo alto del monte liderada por una gran campana. La tradición dice que si haces sonar la campana tres veces encontrarás el amor y te casarás. De ahí que hicieran la ermita lejos de la civilización, el sonido de la campana activo todo el día abrumaría a cualquiera por muy tierno que sea el motivo de su canto.

San Juan de Gaztelugatxe. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente
San Juan de Gaztelugatxe. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente

Rodeado por rocas y montañas y envuelto en los brazos del mar Cantábrico este lugar es magia. MAGIA. Da igual a la hora del día o de la noche que lo visites. Dan igual las condiciones climatológicas. Impresiona y enamora siempre. Llegar, ver el mundo desde allí arriba y sentir que puedes con cualquier cosa. Que eres capaz de todo. Que, como bien diría Leonardo DiCaprio «eres el rey (o reina) del mundo». Dejar que la brisa marina abrace tus fosas nasales y que el sonido de las olas golpeando todo a tu alrededor te relaje el alma.

Sentirte en plenitud con tu cuerpo y tu alma, con lo que te rodea. Eso es encontrarse. Volver a casa. Mirar hacia el horizonte, viendo el sol hundirse en el agua y pensar «¿hay algo mejor que esto? Spoiler: no.

Volar. Fuente: Lohitzune Aguinaga Vicente
Volar. Fuente: Lohitzune Aguinaga Vicente

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *