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El espíritu de la movida vive en Rock-Ola

La banda The Seventh Floor tocando en la nueva Rock-Ola / Foto: Alba Bellido Martínez

Durante cuatro años, el número 5 de la calle Padre Xifré se convirtió en un lugar de reunión para los jóvenes que en ese momento estaban siendo partícipes del movimiento cultural conocido como la movida madrileña.

Rock-Ola no era una simple discoteca o una sala de conciertos, y aunque había muchas otras, ésta fue consagrada como «el templo de la movida». Allí se juntaba gente de todas las clases sociales para disfrutar en vivo de las bandas más representativas de la época: Alaska y los Pegamoides, Loquillo, Nacha Pop, Radio Futura, Siniestro Total, además de artistas internacionales como Iggy Pop, Depeche Mode o The Stranglers.

Música, exposiciones, teatro, programas de televisión y noches de fiesta a diario fueron albergadas en esta mítica sala, que tuvo que cerrar después de un incendio y una trágica pelea entre mods y rockers que acabó con una víctima mortal.

31 años después y con una nueva sede (José Abascal, 8), Rock-Ola ha vuelto a abrir sus puertas para los más nostálgicos de la noche madrileña de los 80. Las mentes detrás de esta reapertura conocían muy bien el fenómeno que supuso en su día Rock-Ola. Pepo y Magín Perandones, subdirector y DJ residente de la antigua sala, pusieron en marcha este proyecto como tributo a aquello que se vivió durante un corto período de tiempo. La nueva Rock-Ola acoge conciertos de grupos emergentes, así como noches de fiesta para aquellos que quieren huir de la música electrónica y el reggaetón.

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