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El Bosque Encantado

El Bosque Encantado, un jardín botánico y parque temático situado a 75 kilómetros de Madrid (San Martín de Valdeiglesias) es un lugar dónde conviven dinosaurios, soldados romanos, centauros y ninfas, todos ellos esculpidos en aligustre (un tipo de arbusto perenne que mide unos dos metros de altura y crece tanto a pleno sol como a la sombra).

El Bosque Encantado/ Autor: Bianca Maria Munteanu

Un mundo mágico natural lleno de animales, personajes de cuento y música.

Su creador, Juan Antonio Pizarraya, comenzó a recortar los setos de su jardín en forma de patos y cocodrilos por afición, y llegó a tener tantos que, para salir de casa tenía que saltar sobre ellos. Cuando vio la película Eduardo Manostijeras (Tim Burton, 1990) lo tuvo claro.

 

El Bosque Encantado/ Autor: Bianca Maria Munteanu

Como si emulara al propio Johnny Deep, este sevillano afincado en Madrid imaginó un lugar donde dar vida a diferentes esculturas vegetales, un museo al aire libre que pudiera visitar la gente.

Ahí comenzó su sueño: compró un campo de cultivo muy cerca de San Martín de Valdeiglesias, y contactó con varios escultores expertos en jardinería. Después de tres años de mucho trabajo, en julio de 2011 el Bosque Encantado cobró vida.

El Bosque Encantado/ Autor: Bianca Maria Munteanu

Hoy, este rincón natural de la Sierra Oeste de Madrid expone un total de 350 figuras vegetales, repartidas en 25.000 metros cuadrados salpicados de arroyos y charcas.

Su mantenimiento no es una cosa sencilla, ya que se divide en varias sendas temáticas conectadas entre sí, todas con nombres que nos dan pistas de lo que nos espera a continuación: la Ruta de los Habitantes del agua, la de los Amigos del Hombre, la Ruta de las Artes, la de los Inventos, o la Ruta de la Jungla. Así hasta 13 senderos diferentes por donde los niños pueden corretear sin peligro.

El Bosque Encantado/ Autor: Bianca Maria Munteanu

Cada rincón de este paraje formado por terrazas ajardinadas esconde una pequeña sorpresa. Puedes encontrarte un buda, un mirador improvisado hacia las montañas, un cenador de madera o una cascada natural. Y si estás atento, puede que hasta descubras la casita de algún hada.

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