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Cuando la comedia stand-up sin censura llegó a Madrid

El Bar Picnic acoge cada quince días el espectáculo de Phi Beta Lambda. Fotografía: María Moya.

En plena vorágine de polémica sobre los límites del humor, mientras un público ofendido reclama lo políticamente correcto, otro sector de amantes de la comedia sin tapujos demanda monólogos sin censura. Este último, el público al que no le importa escuchar chistes sobre el terrorismo, el acoso sexual o la muerte y que aún ríe con el -ya trilladísimo- recurso del Holocausto, es el que se puede encontrar cada dos miércoles en el Bar Picnic. En el sótano del pequeño local les aguarda stand-up comedy sin edulcorar, comedia de trinchera: Phi Beta Lambda.

Así, con el barrio de Malasaña -donde aún cabe hacer bromas sobre hipsters- como telón de fondo, Phi Beta Lambda instala en Madrid la sede de su «hermandad secreta», concretamente en el número 1 de la Calle Minas, para dar una vuelta de tuerca a lo tradicional del monólogo del que, posteriormente, se puede disfrutar en su canal de YouTube.

Bar Picnic, en Calle Minas, número 1. Fotografía: María Moya.

En pleno auge de la comedia, donde los programas proliferan, cada vez más cómicos se dan a conocer y los formatos se multiplican, el cómico Antonio Castelo ha apostado por un proyecto que aporta un valor añadido. Por una parte, los monólogos no se revisan, con lo que el espectador escucha «los textos crudos tal y como salen de la cabeza de los cómicos», explican en sus redes sociales. Por otra, pretende auparse como una especie de lanzadera de futuras promesas: nace con el propósito de dar a conocer nuevos talentos, que prueban sus piezas delante de un público sin prejuicios, dispuesto a digerir hasta el humor más negro.

La idea, según ha contado Castelo en numerosas ocasiones, surge de una conversación con la cantante Rosalía y su hermana -Pili-, quienes le pidieron recomendaciones para ver monólogos de artistas que estuvieran empezando. Y con esa duda como germen, el cómico valenciano completó la ecuación: comedia gratuita, cruda, accesible y disponible en Internet.

«Los textos crudos tal y como salen de la cabeza de los cómicos»

Desde entonces, por el minúsculo escenario de Phi Beta Lambda no solo han pasado futuras promesas de la comedia patria, sino que también también se han podido escuchar textos de viejas glorias, como Joaquín Reyes, Dani Mateo, Jj Vaquero o el particular humor de Javier Cansado. Por la calle Minas han pasado el jovencísimo Lalo Tenorio, el controvertido Rober Bodegas -quien recientemente ha protagonizado un escándalo por un monólogo en ‘Comedy Central’- y una facción de mujeres -prácticamente invisibles en el stand-up– que ratifican que la comedia también se escribe en femenino. Y, como no, el inclasificable humor del canario Ignatius Farray, cuyos monólogos y espectáculos no dejan indiferente al público: o lo odias, o lo amas.

Phi Beta Lambda apuesta por el stand-up sin censura. Fotografía: María Moya.

Quincenalmente, el Bar Picnic reta a la crítica y llama a la controversia en Madrid, que ya se ha convertido en el centro neurálgico de la comedia en España. Y lo hace con todos los acentos, con cómicos llegados de diversos puntos del país. Pero Phi Beta Lambda no se ha quedado en este pequeño rincón de la capital. Castelo, arropado a sus flancos por los también cómicos y guionistas Iggy Rubín y Miguel Campos, tiene un espacio en Cadena SER -en la madrugada del viernes al sábado de 03.30 a 04.00 horas- donde analiza la comedia desde otro punto de vista y donde cabe importar el roast estadounidense, un formato en pleno apogeo.

Phi Beta Lambda pretende difuminar la invisible línea que delimita el límite del humor y ha escogido un pequeño rincón de la capital madrileña para invocar al dios Momo.  

Bar Picnic. Fotografía: María Moya

https://www.instagram.com/p/Bl8ZweAF-MS/?taken-by=phi.beta.lambda

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