Teatro no para todos. La alquimia de la emoción: “Perra de nadie”
Sala Cuarta Pared, 4 y 5 de octubre. Una inquietante puesta en escena con una única actriz, Marta Carrasco, nos adentra en el territorio áspero y poco habitado de una mujer que desde el comienzo de la obra nos deja claro que no es “de nadie”.
El ladrido de un perro y la voz en off de una mujer susurrando “perra de nadie, perra de nadie…” da paso a una performance en la que el significado racional de cuanto acontece no tiene tanta importancia como el sentimiento que los actos de esta mujer sobre la tabla nos llegan a transmitir.
Es aquí donde cada cual debe interpretar el mensaje que, como espectador, tiene la “obligación” de descifrar.
Con frecuencia escuchamos comentarios poco positivos tras asistir a una actuación de teatro no convencional. Debemos saber a qué tipo de espectáculo nos dirigimos y qué esperamos de él, puesto que, afortunadamente, el mundo de la escena se ha abierto a diferentes públicos y no todo el mundo espera una obra tradicional con argumento, comienzo, núcleo y desenlace, si no que aspiran a ver una interpretación llena de emociones como la que nos presenta Carrasco en Cuarta Pared.
El viaje emocional de una mujer que comienza siendo una niña, atrapada en un corsé de hierros y padeciendo un autismo que intuimos determinó su vida y del que se despoja abruptamente, rompiendo la “cuarta pared” y acercándose a un público al que acaricia en una escena llena de ternura, da paso a los diferentes estados por los que va pasando su vida; una transformación emocional que grita libertad por todos los poros de su piel.
Varias son las mujeres que habitan su vida, sus vidas, y nos las presenta Marta Carrasco desde la absoluta desnudez por dentro y por fuera, buscando ser perra de nadie y de ningún lugar, envuelta a ratos en telas o cubierta de barro del que se despoja con violencia, podemos asistir a los diferentes estados por los que transita en su “perra vida” : frágil, vulnerable, atormentada, peligrosa, sensible, profunda, violenta, errante, caótica…en la escena se pierde y se encuentra continuamente en una necesidad por expresar su ser sexual o su ser más violento.
Entre vestidos excéntricos y una cara que oculta tapándola con una venda post-cirugía, al más puro estilo “momia femme fatale”, fui espectadora de una oda a la libertad extrema, un sentimiento de ser de todos los lugares y a la vez de ninguno, una lucha por enseñar las entrañas de la transformación, la frustración, los sentimientos más extremos y un intento de hacer ver que la alquimia transforma vidas.