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Teatro contra la violencia machista: el Centro Cultural Eduardo Úrculo recoge la obra «La vida, no. ¡Qué nervios!»

El pasado sábado, 11 de noviembre, decenas de personas acudieron al Centro Cultural Eduardo Úrculo para ver la obra  «La vida, no. ¡Qué nervios!«, una versión de  «Divorciadas, evangélicas y vegetarianas», de Gustavo Ott, en la que se trata de dar visibilidad a la discriminación que aún sufren las mujeres en situaciones del día a día.

Pocos días después del último crimen de violencia machista, el asesinato de una mujer a manos de su expareja en Elda, iniciativas como la que desarrolló el Centro Cultural Eduardo Úrculo el pasado sábado cobran más sentido que nunca, ya que, como bien se afirmó en el coloquio posterior a la interpretación de la obra: «La naturalización de la desigualdad es la causa de violencia machista».

«La vida, no. ¡Qué nervios!» es una comedia en la que tres mujeres muy diferentes, todas ellas víctimas de alguna forma de maltrato por parte de sus parejas, se cuentan su experiencia en sus relaciones afectivas y acaban haciéndose amigas. Gloria es una mujer frágil, segura de sí misma solo en apariencia y obsesionada con complacer a su novio, un hombre casado que la desprecia constantemente; Beatriz es la mujer del «lo que podía haber sido»: tras quedarse embarazada muy joven, hubo de renunciar a todos sus sueños para casarse con el padre de su hijo y cuidarlos a los dos; y, finalmente, Merce es una mujer divorciada que esconde sus inseguridades detrás de su falsa fe en una religión, aunque lo que de verdad desea es desarrollar su sexualidad plenamente y deshacerse de la traumática impronta que sus anteriores relaciones han dejado en ella.

https://www.youtube.com/watch?v=WB1k-uvbkgA

 

La pieza se caracteriza por la ironía y el humor que impregnan los monólogos de las tres mujeres y por la cercanía de sus declaraciones, con las que más de una de las asistentes se habrá sentido identificada alguna vez. La continua interacción con el público generaba una sensación de comodidad y complicidad entre actores y asistentes y el épico final en el que las tres deciden dejarlo todo atrás para retomar sus vidas no dejó a nadie indiferente.

 

Merce, Gloria y Beatriz al final de la obra/ globalentradas.com

Tras la interpretación, se abrió un debate sobre la causas y las consecuencias de la violencia machista, en el que se concluyó que «la igualdad no es querer ser igual que los hombres, sino tener los mismos derechos y capacidad de decisión». Y eso está claro: ni Merce, ni Gloria, ni Beatriz querían parecerse en nada a sus exparejas.

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