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Protocolo Anticontaminación

Aunque se ha conseguido disminuir, en gran medida, la concentración de sustancias tóxicas contaminantes en el aire, esta sigue suponiendo un gran riesgo para la salud.

En la Comunidad de Madrid, el principal responsable es el uso masivo del vehículo privado.

El aumento del número de vehículos en circulación, y el hecho de que la mayor parte sean de gasoil, dificultan el control de contaminantes como el NO2 y las partículas en suspensión.

El Dióxido de Nitrógeno (NO2) se produce fundamentalmente en las combustiones de los vehículos de motor. 

Hasta el 80% de las emisiones de este contaminante procede del tráfico rodado, mientras que el resto de las emisiones se origina en centrales térmicas, actividades industriales, calefacciones o incineradoras.

Es importante resaltar que los efectos sobre la salud de la contaminación atmosférica por NO2 no pueden valorarse de manera aislada. Dado su origen del tráfico urbano, los niveles elevados de NO2 pueden ir acompañados de niveles altos de partículas en suspensión, así como de otros contaminantes como los Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos o los metales pesados.

El pasado lunes, entró en vigor en Madrid la renovación del Protocolo para episodios de alta contaminación, el cuál se fundamenta en la protección de la salud de los ciudadanos cuando el dióxido de nitrógeno (NO2) alcance niveles nocivos.

https://www.youtube.com/watch?v=EDAb4_Srn5A

 

Respecto al Protocolo vigente, de febrero de 2016, algunas de las principales novedades introducidas son:

La limitación de la circulación de los vehículos en función de los distintivos ambientales de la DGT (la clasificación ambiental de los vehículos se puede consultar introduciendo la matrícula en la web de la DGT), el adelanto y refuerzo de algunos escenarios, o la extensión geográfica a toda la ciudad de algunas medidas.

También incorpora un nuevo criterio para activar los niveles de preaviso y aviso cuando se superen los umbrales correspondientes.

Con esta revisión, se tomarán más medidas para conseguir reducir antes los niveles de contaminación en situaciones excepcionales nocivas para la salud, y la gestión de cada episodio será más progresiva.

Es la legislación europea la que obliga a los países miembros de la UE a controlar los niveles de contaminantes atmosféricos y adoptar las medidas necesarias en caso de superación de los límites fijados. Cuando uno o varios contaminantes superan dichos límites pueden surgir problemas de salud, que serán mayores cuanto más elevados sean los niveles de contaminantes.

Y aunque todo el mundo puede verse afectado, la contaminación atmosférica resulta especialmente nociva para las personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares, niños menores de seis años o personas mayores de sesenta y cinco.

Conseguir una buena calidad del aire, a largo plazo, depende de una reducción sostenida del tráfico, mejoras tecnológicas en los vehículos y retirada de los más contaminantes.

 

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