OpiniónVillaverde

El peligro de los extremos

Las ideologías extremistas, tales como el fascismo o el comunismo, tienden a triunfar en ciertos momentos históricos determinados, pues por alguna extraña razón el ser humano tiende a decantarse por las opciones más radicales. Sin embargo, es cierto que este tipo de decisiones tienden a verse condicionadas por circunstancias políticas, sociales o económicas adversas, como la elección del Partido Nazi de Hitler en 1933 en Alemania, algo que sucedió en un contexto de grave crisis económica como consecuencia de las duras sanciones económicas impuestas por los vencedores a Alemania tras perder la I Guerra Mundial, pero eso no es excusa.

La raza humana se acerca  a su propia extinción si continúa por este camino, es decir, apoyando a etarras, chavistas, grupos neonazis e independentistas catalanes, entre otros. El caso más sonado actualmente en España, dado que ya no tenemos etarras operando, por fortuna, es el de los independistas catalanes. Esquerra Republicana y la CUP son los principales impulsores de tal atropello y quienes durante décadas han adoctrinado a la población catalana para pensar y actuar como ellos, diciéndoles falacias como que España les roba, cuando es la Comunidad Autónoma en la que más ha invertido nuestro país, unas mentiras que cuentan con el agravante de haber sido dichas a niños pequeños e indefensos por sus propios profesores. Es una ideología extremista porque intentó proclamar la independencia de manera ilegal, ignorando además las graves consecuencias económicas que tendría tanto para España como para ellos mismos, y ataca de forma violenta, ya sea física o psicológica, a todo aquel que piense diferente.

Independistas catalanes manifestándose a favor de la independencia

Fuente: http://andresherrero.com

El problema es que en España tenemos diferentes varas de medir para cada delincuente en función de su ideología política, es decir, un franquista que ha torturado y asesinado a varios comunistas es un monstruo, pero un etarra que ha arrebatado la vida a veinte personas inocentes, o un comunista que durante la Guerra ha mandado fusilar a miles de ciudadanos inocentes y ha quemado varias iglesias, con personas dentro, por tener ideas franquistas o simplemente por ser católicos, es solo un pobre hombre movido por las circunstancias. Todos son igual de deleznables, pues el fin no justifica los hechos y no es ningún secreto que se han cometido crímenes horrendos al amparo de unos ideales políticos o religiosos, unos crímenes que tanto unos partidos como otros intentar negar y tapar en muchas circunstancias, ya que lo único que les importa es quedar bien ante el vulgo.

Por si fuera poco, somos tan estúpidos que permitimos que aquellos que se rieron de todos los españoles huyan y se rían en nuestra cara a lo largo y ancho de Europa, en lugar de haber acelerado los procesos para detenerles antes. ¡Basta ya de hablar de presos políticos! en nuestro país solo tenemos políticos presos, que es muy diferente.

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