El barbecho en televisión
Paciencia, señores directivos, paciencia. A pesar de que en estos momentos vivamos a toda prisa, al minuto, al segundo, y esperando resultados de inmediato, existen cosas que necesitan tiempo para que adquieran la forma y el sentido que se esperan de ellas.
Ahora, cualquier programa que se estrena en la parrilla televisiva tiene casi como condición sine qua non producir resultados de inmediato, traducido en audiencias que superen al competidor. Por su propio beneficio, les diré que no traten así a sus proyectos neonatos, a los proyectos que son realmente buenos pero que no dan el share deseado de un día para otro. Denles tiempo para crecer, para que a medio o largo plazo, cuajen en los espectadores y ya puedan consolidarse de forma férrea como grandes acaparadores de audiencia. Ahí ya nadie, o casi nadie, se los podrá llevar.
A los hechos me remito: el ejemplo por excelencia para justificar que hace falta un tiempo de inserción, para que la gente lo conozca y se enganche o, por decirlo a groso modo, un barbecho adecuado para que florezca la audiencia, es el de ‘Farmacia de guardia’. Esta mítica serie de televisión, a pesar de su bajísimo presupuesto, terminó regalando a Antena 3 el dato de audiencia más elevado desde el nacimiento de las privadas hasta la gala de Eurovisión 2002 (sí, la de Rosa de España). Pues bien: no fue hasta el octavo episodio (o sea, hasta la octava semana de emisión) cuando esta serie no empezó a dar una audiencia aceptable. Y cuando digo aceptable, es que seguía sin ser líder pero dejaba atrás el 5% de audiencia que acompañó al primer episodio (recordemos que, por entonces, a nivel nacional emitían sólo cuatro televisiones). ¿Qué hubiera sido de esta serie si se hubiera estrenado hoy? Pues que al finalizar la segunda semana ya se hubiera retirado de la programación. Y esa cadena, después, no hubiera obtenido lo que durante años fue la gran líder de audiencia y que se llevaría el honor de ser el primer gran pico de espectadores de la historia de la televisión en su último episodio.
Un poco de respiro, por favor. Estamos viendo, ahora mismo, cómo están retirando programas que realmente tienen calidad, que realmente pueden gustar a la gente, que realmente se merecen más de una oportunidad. Las familias en sus casas no tienen puestas todas las cadenas a la vez y eligen en ese momento el programa que más les gusta. No, no es así. Muchas veces hay que esperar para que se haga zapping en un momento flojo del programa que están viendo para que los demás tengan la oportunidad de ser vistos, de pasar una especie de cásting en las casas de los espectadores, y que éstos puedan sentirse interesados y parar de tocar los botones del mando a distancia. Y, para que eso suceda, a veces hace falta más de una semana, de dos, de tres… e incluso de uno o dos meses.
Hace apenas unas semanas recibía la noticia que me dejaba estupefacto del cierre del programa ‘Te vas a enterar’, de Cuatro: un programa hecho por y para gente joven, con ritmo, con compromiso de informar en directo y con bastante honestidad, con temas de relevancia social y con un equipo de gente extraordinariamente profesional y motivada. Pero no: no daba fuel, como se suele decir en los despachos de las cadenas. No conseguía ese puntito de más en los datos de Sofres. Y yo, que era seguidor, le preguntaba a mucha gente que se adecuaba a su target si lo veía y, no sólo no lo veían, sino que ni sabían que existía.
Por favor, ¡por favor! Un poco de paciencia. Creo que es más inteligente e incluso más económico esperar a que un formato cuaje que intentarlo con otro nuevo, dejando la inversión del anterior en nada y volviendo a invertir en algo que puede que genere peores resultados. Señores directivos: cuando lleguen a sus despachos y les dejen los datos de audiencia sobre sus escritorios, piensen que esos números son una foto fija, un retrato de un momento muy concreto de algo que tiene que crecer. Del mismo modo, no podemos pretender que un naranjo nos dé naranjas a las tres semanas de haberlo plantado. Dejemos que el tiempo y el trabajo bien hecho nos den los frutos para que podamos recogerlos.