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Desalojan los cines del Palacio de la Prensa debido a un transformador quemado

“Feliz día de tu muerte”. Así se titula la película que estuve a punto de ver el pasado 15 de noviembre en sesión nocturna. Acompañado de un amigo, me personé en los cines del Palacio de la Prensa—frente a la plaza del Callao—media hora antes del comienzo de la sesión. La cinta, una obra del subgénero slasher, prometía humor, sangre y defunciones, lo que vienen a ser los rasgos característicos de esta rama del terror.

La película empezó con unos minutos de retraso debido a la publicidad. Antes de que los anuncios acabaran, la alarma de fuego resonó ruidosamente por toda la sala. Algunos brazos se alzaron con gestos de fastidio y se escucharon murmullos. De cualquier forma, el sonido estridente cesó y pudimos concentrarnos en lo que estaba ocurriendo en pantalla.

Minutos después del desalojo. Foto: Borja G.

Sin embargo, la alarma no había dicho su última palabra. Sus gritos se alzaron con vehemencia en dos ocasiones más, pero tal y como pasó la primera vez, el sonido terminó enmudeciendo. A esas alturas de la película, la gente ya estaba visiblemente molesta, sobre todo cuando una de las luces se encendió sin que nadie diera explicaciones.

Mientras tanto, en pantalla, un túnel sombrío y una caja de música siniestra. Tree, joven universitaria y protagonista del filme, se encuentra cara a cara con el asesino enmascarado. Es el momento típico de persecución que en las películas de terror culmina con el asesinato del personaje. En ese preciso instante, el acomodador, un hombre de edad avanzada, apareció frente a la pantalla y trató de elevar la voz. Lo hizo infructuosamente, pues el sonido de la película era demasiado alto. Escuchamos, no obstante, la palabra “desalojar”, así que todo el mundo se puso en pie.

Los asistentes esperan explicaciones. Foto: Borja G

El desalojo se realizó en cuestión de segundos. La policía apareció y nos indicó que debíamos salir del edificio. En el exterior, las miradas curiosas estaban reunidas con alborozo. Preguntamos al acomodador por lo ocurrido y nos contestó que el fuego se había producido por “un transformador quemado”. De todos modos, no llegamos a vislumbrar señales de humo en ningún momento.

Tal y como comenta Fran G. Matas, uno de los asistentes, la policía a acordonó el edificio con rapidez. Al final, se trató de un pequeño incidente y no hubo que lamentar heridos ni grandes daños materiales. Al día siguiente a la misma hora y en el mismo lugar por fin pudimos ver la película. Divertida y poco más, lo que esperábamos.

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