CentroMadrileando

Chocolate y churros para combatir la ola de frío polar

El otoño ha hecho su debut esta semana con una ola de frío polar que ha bajado las máximas en la capital española hasta los 10º y las mínimas hasta los 2º.

Mapa del descenso de las temperaturas en Europa occidental el domingo 28 de octubre | Fuente: El español

Tras un octubre cálido, la nueva estación parece haberse asentado en la Península, trayendo consigo temperaturas propias del invierno. Doce ciudades se encontraban en alerta por nevadas este fin de semana y los efectos del temporal no se han hecho esperar: 137 incidentes en las carreteras gallegas, interrupciones del tráfico tanto ferroviario como en carreteras, cortes de electricidad en Asturias e incluso un tornado en Menorca que ha dejado a 38.000 vecinos sin suministro eléctrico hasta el próximo lunes.

El centro de la Península no ha sufrido tanto este fin de semana. En Madrid, lo más destacado ha sido la fuerte bajada de temperaturas, pasando de una media de 20º de máxima estas últimas semanas a los 10º de la jornada de hoy. Un descenso en el termómetro que ha hecho que las calles se llenasen de viandantes con paso apurado, abrigo, bufanda y guantes.

Pero al mal tiempo, buena cara. Si algo bueno tienen las bajas temperaturas y el invierno, es poder disfrutar de una buena taza de chocolate caliente con churros. ¿El establecimiento escogido para esta primera ola de frío de la temporada? La Churrería-Chocolatería Las Farolas, en plena Calle Mayor.

Entrada de la Churrería-Chocolatería Las Farolas | Fuente: Alba Pérez González

Con un horario de apertura de lunes a domingo de 07:00 a 23:00 horas y cinco churros con chocolate por 3’90€, Las Farolas suele tener muchos visitantes. En especial este fin de semana.

El dulce aroma a chocolate caliente y churros recién hechos inundaba toda la churrería. Los camareros repartían bandejas continuamente entre los clientes que, tras esperar en la entrada del establecimiento, entraban tan pronto como alguna silla quedaba libre.

El local estaba lleno y el personal trabajaba sin descanso. Grupos de amigos y familias ocupaban todas las mesas y muchos decidían disfrutar igualmente de su merienda en la barra mientras escuchaban cada pocos minutos: «un chocolate con churros, por favor». Por si fuera poco, el mostrador de pedidos para llevar creaba una fila de gente que casi llegaba hasta la entrada.

Pese a toda la clientela que tenían, nuestro pedido apenas tardó unos cinco minutos en estar preparado y la estancia fue agradable. Quizás no sea la chocolatería más tranquila de la ciudad, ni tampoco la más grande, pero precisamente eso, combinado con el aroma a chocolate y el calor que se sentía al entrar y dejar fuera los 8º que hacía en ese momento, hizo que el local fuese realmente acogedor.

Chocolate con churros de Las Farolas | Fuente: Alba Pérez González

No hace falta decir que el chocolate y los churros estaban deliciosos y que casi se nos hielan las manos al salir de la calidez de Las Farolas, ¿no?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *