Cultura

Análisis de ‘Unpacking’: contar a través del espacio

La apuesta de WitchBeam es un ejemplo claro de cómo contar historias explotando las posibilidades del medio en su mínima expresión.

Si hay cosas a las que tenemos que agradecer el acierto que está suponiendo el Game Pass de Microsoft es el espacio que está dejando para descubrir pequeñas joyas de la escena independiente, y la amplia gama de tonos que podemos encontrar. A través de la plataforma pudimos disfrutar de los colores The Artful Escape, y esta vez toca hablar de minimalismo e intimismo. 

Y es que esa es la apuesta que hace el estudio WitchBeam con Unpacking, un ejemplo claro de cómo contar historias explotando las posibilidades del medio o, en este caso, reduciendolas a la mínima expresión: menos es más.

Como el propio nombre indica, Unpacking trata únicamente de eso: desempaquetar las cajas que contienen las pertenencias de nuestra protagonista a lo largo de los años. 

No hay texto, no hay tiempo ni puntuación. No hay prisas. Solo una habitación, una caja y los juguetes de una niña que por fin tiene su propia habitación, los materiales de una estudiante de dibujo, o las memorias de una pareja que se lanzan a compartir un proyecto de vida.

Y es que la máxima de «no cuentes, muestra» se aplica a la percepción. Solo podemos interaccionar con las pertenencias de una persona a lo largo de ocho mudanzas, pero a través de las cuáles podemos ver como van cambiando sus intereses, gustos, o incluso dinámicas en una relación.

El momento que hizo clic el título fue en la cuarta mudanza. Nuestra compañera va a compartir espacio con su novio, por lo que llegamos a un espacio que está abarrotado de instrumentos, consolas, y demás objetos que no podemos cambiar de lugar. 

Poco a poco tenemos que ir encontrando el hueco posible para nuestras cosas, hasta que llega el momento de desempolvar nuestro título universitario. ¿El problema? No hay ni un centímetro de pared libre para colocarlo, destinando a uno de los mayores logros de nuestra vida al fondo de la cama.

Estas restricciones dejan muy clara la dinámica de la relación. Tus cosas, mis cosas, y adaptate tú a mi espacio. Una atmósfera un tanto opresora, y que contrasta con los rincones que posteriormente compartimos con nuestra mujer: lo tuyo es mío, construyamos un hogar juntas.

Transmitir una idea tan potente y compleja como son las dinámicas de pareja, a través de unas mecánicas tan simples debería ser un ejemplo de lo que se puede llegar a contar con un botón.

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