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Aleatorio!

Llevo un mes viviendo en Madrid y cada día descubro algún sitio nuevo. Es lo bueno de esta ciudad, los secreto que alberga en cada uno de sus rincones. Sorpresas.

La semana pasada quedé con una amiga para perdernos. Alguien sabio dijo alguna ves que «a veces, perderse es la mejor forma de encontrarse». Creo que no podría estar más de acuerdo. Dando vueltas por el barrio de Malasaña llegamos a una calle estrecha, con algún que otro bar, una tienda de tatuajes vintage y un edificio repleto de balcones rojos. De esos que no puedes evitar fotografiar porque merecen ser mostrados al mundo, merecen ir más allá de tu memoria.

Y precisamente allí, en el callejón contiguo a esos balcones de ensueño apareció este nombre: Aleatorio! En la Calle Ruiz, 7. Tres personas fuera, con un cigarro en una mano y una Estrella Galicia en la otra hablaban sobre letras. Mi amiga y yo nos miramos y nos acercamos hasta la puerta.

Aleatorio Bar. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente

Con una ilustración en un lado y un cartel de Jam Session de poesía en el otro nos decidimos a entrar. Aunque ya lo habíamos decidido nada más verlo. Un pequeño bar a lo largo, con la barra en la parte izquierda precedida por una gran cristalera con vistas a la calle, media docena de taburetes y otra media docena de mesas cuadradas alrededor de las paredes. Al principio medio vacías, mientras se iba acercando la hora del espectáculo (las 21h) la gente ocupaba los huecos libres e incluso se sentaba en el suelo. Todo para oírse, sentirse. Al fondo, un sofá con un micrófono delante y una pared con la palabra Aleatorio! pintada en graffiti y una flecha con luces intermitentes simbolizando el logo del bar.

Aleatorio! Bar. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente

El camarero ejercía de maestro de ceremonias en suplencia del argentino Carlos Salem, quien cada semana toma el rol de presentador pero que justo ese día se encontraba fuera de la ciudad.

Las normas son sencillas: no valen instrumentos, no vale excederse de los cinco minutos y es preferible leer obras propias. Es un lugar para dar voz a aquellas personas que no la tienen normalmente, los grandes autores ya cuentan con suficiente difusión. De manera gratuita, cualquiera puede acercarse a la barra a dar su nombre para poder, después, mostrar su alma.

Aleatorio! Bar. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente

Durante la hora y media que estuvimos allí salieron a leer unas diez personas. El acto no empezó puntual, y varios de ellos leyeron más de un poema. Personas de todo tipo, de todas las edades, de todas las etnias. Cada una de ellas distinta a la siguiente pero con las mismas ganas de desahogarse. Personas que por una razón u otra llevan dentro sentimientos que no son capaces de expresar de otra forma que no sea escribiendo y a otra gente que no sea desconocida. Porque allí todos son amigos. Todos son confidentes. Todos se desnudan y se entienden.

Aleatorio! Bar. Fuente: Oiartza Aguinaga Vicente

Personas leyendo poemas que esconden miedo, crítica, orientación sexual, represión, agradecimiento. Decenas de sentimientos concentrados en cinco minutos de micro abierto. El miércoles pasado no conocía ese bar. No llevaba nada preparado. Aunque el camarero se mostró insistente y nos animó a participar, nos dijo que podíamos soltar lo primero que nos saliera, improvisar, que allí nadie nos iba a juzgar, al contrario. No me atreví a salir. No sabía qué decir.

Ahora lo sé. Después de varios días dándole vueltas sé lo que quiero compartir. Y vosotros, ¿hay algo que os guardéis dentro y que os quema el alma? Aleatorio! es el lugar para apagar fuegos internos, o prenderlos, nunca se sabe.


Aunque los miércoles son las noches de Jam Session de poesía, en Aleatorio! hay encuentros todas las semanas. Este es el cartel con la programación del mes de noviembre, por si en vez de un José Saramago estás hecha una Concha Velasco o un Ernest Hemingway.

Aleatorio! Bar programación. Fuente: https://www.facebook.com/AleatorioMadrid/?ref=hl

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